Lara

La capilla del Muertico: En el poblado de Buena Vista, se construyó (a principios de siglo XX) una capilla de bahareque que con el paso del tiempo se fue modificando. Las remodelaciones que hicieron más estable su estructura, se deben a los aportes y colectas de la comunidad que ha encontrado en El Muertico un hacedor de milagros. Su cuerpo reposa dentro de la capilla en una urna de madera y cristal pero su nombre y fecha de muerte son un misterio. Cuenta la leyenda que un padre molesto por la desobediencia de su hijo, lo amarró a la silla del burro como castigo pero el animal comenzó a perseguir a unas burras corriendo entre los árboles. El niño, lastimado por las ramas,  se fue desmembrando hasta morir y son partes de su cuerpo encontradas por los pobladores lo que reposa en la capilla. 

El ahorcado de El Jabillo (Caigo o no caigo): Desde hace más de 70 años se sostiene la leyenda de un hombre que se arrepiente de su decisión de morir ahorcado cuando ya se ha colgado de un árbol. Las personas en el antiguo sector del Tamboral, justo a la entrada de Agua Viva, dicen que quien se detenga en el lugar durante la noche escuchará la espantosa voz de quien grita desesperado y pregunta “Caigo o no caigo”, consultando a quien lo escucha sobre si la cuerda cederá y lo liberará o efectivamente, como ocurrió, va a matarlo. 

Los fantasmas del Cementerio Palúdico: A mediados del siglo XIX, cuando avanza la epidemia del paludismo, cobrando miles de víctimas, se crea este cementerio que colinda con el Parque Nacional Terepaima. La condición precaria y de emergencia de entonces justifica la ausencia de identificación en la mayoría de las tumbas formadas por un considerable número de montículos de piedras, únicas señales que marcan los sitios de enterramiento. Los pobladores cercanos dicen observar las almas en pena de los difuntos sepultados desordenadamente en el lugar. 

La curva del Quemao’: En pronunciada curva formada por cerro y barranco, aparece desde mediados de los setenta, el cuerpo de un hombre a quien su asesino dio muerte quemándolo. El Quemao’ tiene diversas formas de atormentar a los conductores y cobrar sus vidas. Se cuenta que a los carros, al pasar la curva, se le apagan las luces o que el hombre aparece sentado en el puesto de copiloto a los choferes solitarios. Los residentes de El Trompillo han construido una pequeña capilla para darle paz al alma de El Quemao’ donde colocan velas por el descanso de su alma. 

El fantasma de ‘Lloviznita’ en el puente Bolívar: Si vas a pie por el puente Bolívar, es posible que el espíritu de Lloviznita te adelante el paso. Bebedor de aguardiente, alto, delgado y de sombrero, pernoctaba en el puente, frente a Concha Acústica. Ni la lluvia lo espantaba en vida ni en muerte de ese puente del cual cayó una de sus tardes de estancia y en el que aún el alma errante de borrachito permanece, apoderada del espacio. 

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